Jesús a través de estas 5 enseñanzas nos ayuda a mejorar nuestra manera de entender la vida y así dar lo mejor de nosotros mismos en nuestra relación con los demás;
Nos dice: “No os angustiéis por vuestra vida pensando en que vais a comer o vestir, mirad los lirios del campo, ellos no trabajan, ni hilan, pero ni Salomón, en toda su gloria, vistió como uno de ellos”.
En nuestra vida tenemos que cubrir unas necesidades básicas materiales, como el dinero, la casa o el trabajo, pero nuestros deseos materiales no deben esclavizarnos. Jesús con su estilo de vida austero nos señala que no debemos poner todas nuestras esperanzas y seguridad en lo puramente material. Para ello, debemos saber manejar los estados de ansiedad y angustia centrándonos en aquello que está a nuestro alcance hacer.
Jesús dijo cuando iban a lapidar a la mujer adúltera, “quien esté libre de pecado que tire la primera piedra” y nadie se atrevió a condenarla.
No es conveniente juzgar la vida de otros pues vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro. Debemos cultivar el amor hacia los semejantes pues necesitamos su afecto, el ser querido y valorado y como nos dice Jesús, amar incluso a quienes no nos quieren, pues nuestro mayor enemigo podemos ser nosotros mismos, con nuestros prejuicios y forma de pensar.
Jesús nos enseña; “El hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir”, Él viene a servir curando cuerpos y almas.
Debemos desarrollar una actitud de servicio a los demás, frente al egoísmo. Es decir, en nuestra vida personal y profesional, debemos dar lo mejor de nosotros mismos, animándonos a desarrollar nuestros talentos sin envanecernos por ello sino buscando la ayuda y la colaboración de otros.
Jesús nos manifiesta: “Aquel de vosotros que quiera ser el primero, hágase el último”.
Debemos fomentar el valor de la humildad, es decir, actuar sin vanagloriarse de nuestras propias acciones y reconociendo los propios errores en contraposición a la soberbia, Jesús nos lo hace ver al agacharse para lavar los pies de los apóstoles, en la última cena.
Jesus nos dice “si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra”.
Debemos fomentar el perdón, el perdón sin límites y sin condiciones, como nos lo demuestra Jesús en el sufrimiento de la cruz: “perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Jesús nos anima al perdón frente a la antigua ley del Talión de “ojo por ojo, diente por diente”, para romper la dinámica de la violencia y de la venganza, en la que una agresión se responde permanentemente con otra agresión.
El cristianismo fortalece la salud mental gracias al desapego a los bienes materiales, buscando el sentido de nuestra vida en el amor. Es un proceso de conocimiento y atención a las necesidades del prójimo, en una actitud humilde de servicio a los demás, que incluye como gran aportación el perdón para desbloquear los resentimientos.
Documentado con la colaboración de Maria Luisa Llorente Rosillo